Para iniciar, escribiré sobre un valor que debemos tener y que muchas veces olvidamos: la humildad. Es difícil ser humilde es más, para muchos casi es imposible. Dice una frase, que alguna ves escuche, que “la humildad es un valor tan difícil que cuando creemos que la tenemos, en ese instante la hemos perdido”.
No me es ajeno escuchar algunas veces a los catequistas comentarios como: “yo ya no voy a formación, si ya aprendí todo”, “yo soy terco por que yo tengo la razón”, “yo tengo mas formación que todos”, “yo siempre rezo y leo la Biblia, mas que todos ustedes”, “ellos no son dignos de ser catequistas”, y otras más.
A veces nos olvidamos que vinimos a servir a todos y no por que eres encargado de grupo, tienes formación constante o haz terminado una escuela de catequesis eres mejor que todos.
Pero, ¿como conseguirlo? bueno primero reconocer que no somos más que otros sino que somos todos iguales (con defectos y virtudes). Y hay que hacer lo que hizo nuestro hermano Francisco, que vivió en pobreza y humildad, sirviendo a todo aquel que lo necesitaba; debemos ser personas o catequistas listas para servir… hasta dar el 200% de nuestra vida.
No me es ajeno escuchar algunas veces a los catequistas comentarios como: “yo ya no voy a formación, si ya aprendí todo”, “yo soy terco por que yo tengo la razón”, “yo tengo mas formación que todos”, “yo siempre rezo y leo la Biblia, mas que todos ustedes”, “ellos no son dignos de ser catequistas”, y otras más.
A veces nos olvidamos que vinimos a servir a todos y no por que eres encargado de grupo, tienes formación constante o haz terminado una escuela de catequesis eres mejor que todos.
Pero, ¿como conseguirlo? bueno primero reconocer que no somos más que otros sino que somos todos iguales (con defectos y virtudes). Y hay que hacer lo que hizo nuestro hermano Francisco, que vivió en pobreza y humildad, sirviendo a todo aquel que lo necesitaba; debemos ser personas o catequistas listas para servir… hasta dar el 200% de nuestra vida.