
Pero este fin de semana pasado ha hecho que replantee mi forma de pensar. El sábado les comentaba a mis confirmandos que por ellos sería capaz de hacer cualquier cosa, con tal que llegue el momento en que logren encontrar a Cristo. Lindas palabras salidas de la boca de un catequista que se decía siempre que ya era hora de poner punto final a esta aventura. Que ya es tiempo que otros asuman responsabilidades y que era mejor ir dejando las cosas de a pocos. Que tal mentira vivía.
El domingo (día del paseo con mis confirmandos) me di cuenta que estaba equivocado. Así como el cuerpo no funciona sin cabeza, así un grupo no va bien sin el aporte de los responsables. Eso lo sabia, pero quería llevar las cosa sin preocuparme y di por asentado que todo saldría bien. Pero me equivoque y los problemas que tuvimos en el paseo han hecho que eso se notara mucho. Y ello me hizo pensar.
Tal vez no es tiempo de dejar la catequesis, tal vez aún tengo mucho que dar y Dios me ha dicho de esta manera que es la hora de reaccionar y darme cuenta que todavía aun puedo dar más. Si, Dios me jalo las orejas (así como mis padres me hacían para que reaccione) y yo le doy gracias por ello…
El domingo (día del paseo con mis confirmandos) me di cuenta que estaba equivocado. Así como el cuerpo no funciona sin cabeza, así un grupo no va bien sin el aporte de los responsables. Eso lo sabia, pero quería llevar las cosa sin preocuparme y di por asentado que todo saldría bien. Pero me equivoque y los problemas que tuvimos en el paseo han hecho que eso se notara mucho. Y ello me hizo pensar.
Tal vez no es tiempo de dejar la catequesis, tal vez aún tengo mucho que dar y Dios me ha dicho de esta manera que es la hora de reaccionar y darme cuenta que todavía aun puedo dar más. Si, Dios me jalo las orejas (así como mis padres me hacían para que reaccione) y yo le doy gracias por ello…